Tal y como ocurre en los otros reinos con sus respectivos elementos, en el que estamos tratando resalta el fuego. El resto de los elementos se encuentran en él en menor medida y de forma defectuosa. Se trata de un estado de tierra arcillosa sin apenas vegetación. Su orografía es llana con pequeños reductos de conos volcánicos humeantes y la escasa agua que encontramos tiene más similitudes con el barro que con la que conocemos. Sin embargo, la ausencia de esta, no implica que no haya ríos y otros accidentes geográficos típicos de este elemento, sólo que en lugar de toparnos con este líquido veríamos lava. No hay grandes edificaciones salvo el recinto en el que se encuentra el palacio real, en el cual también se hallan las viviendas de la guardia personal de la reina. Los núcleos urbanos están trazados de manera caprichosa sin seguir un orden lógico y están compuestos por numerosas chozas de una sola planta. Apenas hay edificios públicos, no obstante, si que tienen un lugar a los pies del volcán más alto, para grandes aglomeraciones en los que se llevan a cabo los ritos de la raza tales como el nacimiento de un nuevo príncipe o la coronación. En el Edén, la sede principal de este elemento se encuentra en la isla de Kauai, en el archipiélago hawaiano, y por tanto es allí donde se ubica el único portal al reino por el que la entrada y salida no tiene repercusiones de impacto en el Edén.